«Evitar los controles»
En este caso, los agentes consideraron suficiente la declaración del supuesto vigilante y procedieron a incoar un expediente sancionador. Tras el preceptivo proceso administrativo, el Ministerio del Interior elevó a definitiva la multa de 30.000 euros. La empresa de servicios decidió entonces recurrir la decisión a la Audiencia Nacional.
Pero de nada sirvió, porque los jueces concluyeron que la compañía que realizaba las funciones de seguridad en Indautxu, «para evitar los controles y requisitos, pretendió cubrir una apariencia haciéndose pasar por empresa de prestación de otro tipo de servicios». Para ello, apuntan los jueces, utilizaron «contratos o documentos que le atribuían una labor de auxiliar de servicios, y, en concreto, vigilar que el acceso al parking esté libre, pero, en realidad, dada la naturaleza de la actividad desarrollada, la que realmente constatan los funcionarios de policía, fue que se trata de una empresa de seguridad. De esta forma accede al mercado, al eludir las responsabilidades y obligaciones propias de una empresa de tal naturaleza, con clara ventaja sobre las que cumplen escrupulosamente lo dispuesto en la legislación vigente».
El parking de Indautxu cuenta con 575 plazas en rotación. El aparcamiento funciona las 24 horas y está explotado por una Unión Temporal de Empresas (UTE), integrada por Balzola y Cintra. Esta sociedad se hizo con el concurso público convocado en 2004. A cambio de gestionar el equipamiento, la adjudicataria tuvo que asumir el coste de construccción de otros tres estacionamientos subterráneos: Zorroza, Txurdinaga y Sarriko.
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